Enclavado en los densos bosques de la provincia de Gyeongsang, este refinado conjunto de construcciones de carácter escultórico explora la estrecha relación entre arquitectura y paisaje.
El pabellón de arte, la construcción de mayor tamaño del conjunto, consta de dos cuerpos en forma de horquilla, unidos por un túnel, que se apoyan en la colina para proyectarse sobre el horizonte del bosque.
El camino del bosque se abre paso entre los altos muros de hormigón que marcan el acceso al pabellón, y enlaza con un recorrido, primero exterior y después interior, que culmina en un mirador con vistas al bosque.
Los espacios interiores muestran la rugosidad de las marcas del encofrado entablillado del hormigón; por su parte, los huecos recortados en los muros monolíticos proporcionan una iluminación natural de carácter dramático.
La capilla, encastrada en la ladera de la colina, se abre hacia el este y permite la entrada de luz natural a través de un pequeño lucernario, para dar lugar a un espacio dedicado a la meditación y la introspección espiritual.